lunes, 14 de febrero de 2011

Dos bloques en el escándalo

    La batalla que se abre cada día con más claridad en el PSOE de Andalucía la libra Griñán contra los reductos de Chaves, y para ello, el caso de los ERE se presenta como una oportunidad para el actual presidente. De un lado. Chaves, Pizarro, Viera y los versos ya perdidos de Antonio Fernadez y Martín Soler. Estos dos últimos, miembros de la mesa camilla que se reunía con Pizarro en los comienzos del gobierno de Griñán para “analizar” los temas de los consejos antes de que se celebraran.
Todos ellos han hecho frente común en el caso de los ERE. Chaves y Pizarro rechazando cualquier duda sobre la honorabilidad de Viera y Fernández, y Marín Soler, uniéndose al coro exculpatorio.
Griñán ha dejado que los acontecimientos evolucionen, ha ordenado a Mar Moreno que recopile información y la facilite al juzgado. El consejero de Empleo, Manuel Recio, permanece en el bloque de Moreno y Griñán, y deja caer que está dispuesto a llegar adonde haga falta. Y Zarrías, mientras tanto, trata de alejarse del hecho de que uno de los epicentros del escándalo se encuentre en Jaén, que es la provincia que él controla.
No hay muchas posibilidades de que Griñán tenga éxito en este pulso a la herencia de Chaves, pero al menos, el actual presidente parece dispuesto a marcar distancias con el grupo implicado, a pesar de que durante su gestión como vicepresidente económico la inspección emitió informes advirtiendo de la improcedencia de lo que se hacía en la tramitación de los ERE a través del IFA.
En cualquier caso, este forcejeo interno, que ha sido muy evidente en el acto de Sevilla, donde Griñán ha pasado inadvertido a pesar de ser el presidente del partido en Andalucía y necesitar fortalecer su imagen, va a debilitar más aún si cabe el liderazgo del actual presidente y le va a crear un enemigo interno demasiado peligroso para el escaso poder que tiene en el partido.