1. Impacto general. Cuando se conoce, por ejemplo, el caso de los ERE, la gente se alarma por la desvergüenza de la clase política implicada.
2. La batalla política- El escándalo se traduce en ataques mutuos entre las fuerzas políticas mayoritarias, acompañadas de tertulianos y demás que se alinean de uno u otro lado. Se organiza no ya el escándalo sino la gran escandalera nacional donde todo el mundo grita. En unos días, el escándalo ha pasado a ser mercancía política averiada por la regla del "tú más", y la gente proyecta su malestar contra toda la clase política abundando en ella la convicción de que "todos son iguales".
3. Se asimila el efecto. Siguen apareciendo datos menores del escándalo y repitiéndose los iniciales como en una noria. La gente asume ya el caso como uno más y da un paso hacia el estado de "no sorpresa". El siguiente escándalo tendrá que ser aún mayor para que provoque impacto. Y si se tiene en cuenta que la mayoría de los casos son filtrados por la propia clase política, todo apunta a que sus representantes están atrapados en la hoguera de las vanidades hundiéndose en su propia contradicción mientras la gente normal les da la espalda.