Empezó con seis euros a luchar por la vida en una selva de especuladores, y ahora presume de que debe tres mil millones, tiene un programa que echa por tierra las previsiones del Banco de España, rechaza las advertencias del Fondo Monetario y resuelve de un plumazo los problemas de la Banca con el muerto inmobiliario que le ha dejado la crisis. Es más, hasta el propio ministro de Fomento, José Blanco, podría pedirle asesoría para no tener que buscar a más ingleses que quieran comprar casas en la costa.
Rafael Gómez, candidato a la Alcaldía de Córdoba por Unión Cordobesa, imputado en el caso Malaya, joyero y promotor inmobiliario, ha entrado en campaña con un programa que defiende la legalización de todas las construcciones ilegales, que son miles en la ciudad de la Mezquita; la promoción del ladrillo para salir de la crisis, la venta de pisos a un máximo de doce millones (de pesetas), y la defensa de las esencias cordobesas, como tiene que ser en una ciudad que aspira a ser capital europea de la cultura.
“El día que me decidí a presentarme a las elecciones tuve una revelación divina”., repite una y otra vez el candidato Gómez. Cuidado con los espontáneos, que empiezan aludiendo a la providencia y terminan llevándose el santo y la limosna. Los cordobeses están a verlas venir, como se suele decir. De momento, su electorado, según lo que se aprecia en sus comparecencias, está por la orilla de la tercera edad, gente sencilla, que le debe favores en el sector de la joyería o la construcción, residuos de aquellos miles de cordobeses que se manifestaban pidiendo clemencia para él cuando empezó a tener problemas con la justicia.
Con la ayuda del diablo
Pero las elecciones hay veces en que las carga el diablo y nadie sabe hasta dónde puede llegar el pueblo cuando quiere castigar a alguien. Y en política, hoy, hay más gente dispuesta a castigar que a bendecir la gestión de los políticos, el tercer problema nacional, según todas las encuestas.
Sandokán comparece todas las semanas para el control judicial del caso Malaya, va, firma, y sigue con su lucha. “Construir ahora es más barato, porque los materiales custan menos”. Más ladrillo… Los políticos miran para otra parte, lo ignoran pero no lo critican. En Córdoba nadie sabe cuántos ni quiénes le deben favores a Sandokán, ni qué pasaría si a Rafael Gómez se le fuera un día la lengua en un mitin y desvelara pactos secretos y soluciones urbanísticas de urgencia. “Sossio, sossio…” ¿Por qué Sandokán llamará socio a casi todo el mundo?
En el confesionario de Castillejo
Sus mejores amigos siempre estuvieron en IU, pero son muchos los que le pusieron flores al busto de Sandokán en la plaza de San Rafael, patrono de Córdoba, en Fuengirola. El rojo clavel de la copla que cantan las artistas que Sandokán contrata para sus mítines está preñado de misterios. Y muchos de ellos se quedaron en el confesionario cuando Rafael se descargaba de penas con Miguel Castillejo, ex presidente de Cajasur, entidad en cuya desgracia tuvo mucho que ver la voracidad promotora del aspirante a alcalde.
A primera vista, parece que los políticos al uso no quieren reconocer su presencia en la carrera electoral. Pero Sandokán aspira a evitar que haya mayorías absolutas, en este caso la más probable, la del popular José Antonio Nieto, y a chalanear con algún pacto que le permita mover los resortes del poder para salir airoso de casos urbanísticos pendientes.