domingo, 9 de enero de 2011

Pacto de izquierdas con un partido de derecha

   A pesar de la que está cayendo y de la más que segura posibilidad del hundimiento del PSOE en las próximas elecciones autonómicas y nacionales, la mayoría de las encuestas coinciden en reflejar que IU no avanza lo que podría hacerlo si se tiene en cuenta que la debacle socialista tiene su origen en la traición de Zapatero al electorado de izquierdas.
La última encuesta de Sigma Dos para Andalucía, publicada por El Mundo, en la que el PP aparece con una mayoría absoluta holgada incluso, IU se queda en un 7,2% en la intención de votos y en una traducción a escaños que oscila entre 4 y 7. ¿No sería lógico que si el electorado de izquierdas le da la espalda al PSOE por afrontar la crisis con políticas liberales, ese mismo electorado tratara de buscar amparo en una fuerza de izquierda como IU? Aparentemente, sí, pero la política conecta a veces con el subconsciente colectivo más de lo que los políticos quisieran.
El denominado electorado de izquierda que se siente traicionado por el PSOE, que ha visto cómo se hunden sus expectativas en unos momentos de crisis en los que el partido en  el poder está asumiendo los fuertes recortes sociales que le imponen los “mercados”, es consciente de que la única estrategia de supervivencia de IU pasa por poder ser la muletilla socialista. De forma aún más evidente, en Andalucía, cuando se hacen cábalas en base a las encuestas, todo el mundo suma socialistas e IU frente a PP, hasta el punto de que es de general conocimiento que los populares no podrán gobernar si no consiguen mayoría absoluta.
En esta tesitura, cualquier votante de izquierda podría preguntarse qué sentido real tiene votar a una fuerza política, IU, que sólo aspira a apuntalar a un partido como el PSOE, que ha traicionado su compromiso con la política social. Parece comprensible que este electorado crea que IU sólo aspira a llegar al poder de la mano del PSOE para apuntalarlo a cambio de pisar la moqueta. Y no parece ser ésta una razón que anime la ilusión perdida por un electorado tan polítizado como el de izquierda.
El propio Diego Valderas, un político inteligente y honesto, decía recientemente en Huelva que su objetivo era desalojar al PP del Ayuntamiento con un “pacto de izquierdas”. ¿Cómo se puede considerar pacto de izquierdas a un acuerdo con el partido que ha demostrado mayor contundencia contra la política social, mereciendo de esa misma IU calificativos como neoliberal, derechista, y otros de mayor calibre?
 Si a esta situación se suman errores de estrategia, el problema puede ser aún mayor. En este sentido, cobra especial relevancia lo ocurrido en una provincia como Huelva. IU ha basado gran parte de su política estos años en la oposición al Polo industrial, un sector que acogía miles de puestos de trabajo directos e indirectos. La crisis ha dado al traste con parte de este bastión de la economía local, al que se ha sumado en la desgracia el cierre de una empresa tan emblemática como Astilleros. IU tendría que haber sido la fuerza política que hubiera rentabilizado el malestar general derivado de esa situación. Sin embargo, su estrategia ecologista ha asfixiado su compromiso laboral. Y el error está en creer que la ecología es prioritaria a lo laboral en el sector de la población que vota IU. La ecología es una valor para las clases medias, que tienen resuelta su situación laboral, pero para lo que antes se consideraba proletariado, lo principal es el trabajo, por encima incluso de la ecología, y mucho más en tiempos de crisis.
Si a todo ello se suma la complicada situación en que se encuentran los sindicatos, y entre ellos CC.OO., correa de transmisión de IU, el mapa se cierra con unas perspectivas poco alentadoras. El sindicalismo clásico va a ser uno de los elementos más afectados por la cisis. Las encuestas demuestran que la gente no cree en los sindicatos ni en sus líderes, que los considera comprados por el Gobierno y atentos sólo a sus intereses, que los líderes sindicales se han convertido en una casta burocrática que es parte del poder político actual. Las supuestas negociaciones que actualmente se están desarrollando sobre la modificación del actual sistema de pensiones no creo que hayan convencido a nadie, ni es posible que los sindicatos se planteen una nueva huelga general teniendo tan caliente la reciente experiencia que los llevó a un mayor desprestigio por el fracaso de la pasada convocatoria.
En esta tesitura, todo parece indicar que, en efecto, la única salida de futuro para IU es ser muletilla del PSOE. Pero, dado que los tiempos corren como se observa, el PSOE, más que una muletilla, lo que parece necesitar es un tratamiento de choque en la Unidad de Cuidados Intensivos. Y apuntarse a ser comparsa de esa situación no es motivo de ilusión para quienes han dejado de creer en un partido que les ha traicionado en lo más profundo del alma, que es un lugar que suele coincidir con el bolsillo.