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Pilar Sánchez, alcaldesa de Jerez y candidata a la reelección |
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Mario Jiménez |

Pilar Sánchez ha conseguido componer una candidatura con gente leal, eliminando a los críticos, para garantizarse la seguridad de que nadie le va a traicionar apoyando a quienes en su partido podían intentar echarla en el caso de que fuera necesario un pacto de gobierno y ella se convirtiera en un obstáculo. Sin embargo, en política nunca se sabe, y entre los más leales pueden aparecer traidores si Cabaña y Pacheco juntos demuestran su reconocida capacidad como encantadores de serpientes.
Pacheco acaba de decir que sólo pactará con quien esté dispuesto a darle la alcaldía y un buen trozo del pastel de la Diputación. Esto es un órdago en toda regla de quien necesita mostrase más fuerte de lo que en realidad se encuentra para darle confianza a los suyos y a los votantes que aún sientan nostalgia por su etapa en la alcaldía.
En política nunca se puede decir de este agua no beberé. Pero el Ayuntamiento de Jerez, en este escenario, sólo tiene dos salidas: o una mayoría absoluta que le dé estabilidad a una ciudad de ese nivel o enredarse de nuevo en una dinámica de escándalos y peleas internas que acabe de arruinar definitivamente el futuro del municipio provocando el colapso de la quinta ciudad de Andalucía y el deterioro de su imagen.
En cualquier caso, la reunión de Susana Díaz, Mario Jiménez y Pacheco demuestra que si antes los enemigos de Pilar Sánchez eran Cabaña y los suyos, ahora se suma, desde la otra orilla del partido, el entorno del propio Griñán. Demasiados lobos para Caperucita.