La idea de Diego Valderas de que Griñán adelante las elecciones andaluzas a otoño no es descabellada, sobre todo para los intereses del propio Valderas. Si el PP araña ahora la mayoría absoluta, según las encuestas, cada mes que pase la irá consolidando con más firmeza en detrimento del PSOE. En un año, si las cosas siguen como van, y es posible que incluso empeoren para el PSOE, IU no tendrá posibilidad ninguna de ser el socio complementario de los socialistas en un gobierno de coalición, simplemente porque no será posible un gobierno de coalición. Para evitarlo, lo mejor es cortar la sangría y adelantar las elecciones, sobre todo si se tiene en cuenta que las próximas municipales pueden ser un duro golpe para el PSOE.
Naturalmente, quien tiene en su mano el calendario electoral es el presidente de la Junta. Y el propio Griñán podría hacer los mismos cálculos. Si tarda un año en convocar elecciones, el hundimiento para el PSOE puede ser de tal calibre que tenga dificultades incluso para mantener el partido unido y fuerte en la oposición.
De momento, la batalla interna por quedarse con algo es ya evidente en el PSOE. Y si la erosión sigue aumentando, los navajazos van a ser moneda común no sólo en las administraciones públicas sino en las casas del pueblo por ver quién se queda con los restos de un naufragio peor que el del Titanic.
