lunes, 6 de junio de 2011

El repliegue

Los acampados en diversas plazas españolas desde el 15M están decidiendo en muchos casos abandonar su actitud y reconducir su protesta hacia otros escenarios. Durante el tiempo en el que miles de personas han mantenido una actitud de demanda frente a los poderes políticos y económicos, nadie ha sido capaz desde el sistema de dar respuesta no ya a la demanda sino a la necesidad de establecer un puente de diálogo.

La excusa es que los acampados no permitían que se acercaran los políticos para evitar así que los partidos rentabilizaran la protesta. Sin embargo, ¿qué habría pasado si, por ejemplo, el presidente del Gobierno se ofrece a recibir en La Moncloa a una representación de la Puerta del Sol?

La vuelta de los acampados a sus casas abre algunas incógnitas y ofrece una imagen de derrotados de quienes quisieron un día enfrentarse a un sistema abstracto, que tiene en su globalidad su mejor defensa por la dificultad para abordarlo para quienes quieran enfrentarse a él.

Pero acciones como las del 15M dejan abierta la posibilidad de cualquier cosa y, posiblemente, quienes no han querido entender este movimiento vean en un futuro otro tipo de oleadas de descontento traducidas ya en manifestaciones diferentes. Por ejemplo, si en otros tiempos la manera de luchar contra los imperios era la guerra de guerrilla promovida por los más débiles, no sería extraño que en esa inmensa posibilidad que ofrece la red, el movimiento del 15M le dé al sistema muchos más disgustos que el que supone ocupar la Puerta del Sol durante unas semanas.